Once años después Colombia continua ejecutando

COLOMBIA, EL SICARIO CONTRATADO POR WASHINGTON
Tomado de: https://garmexicoblog.wordpress.com/2019/03/12/colombia-el-sicario-contratado-por-washington/?fbcli

Por: Genoveva Alemán
A la memoria de Fernando, Soren, Verónica y Juan compañeros asesinados hace 11 años en Sucumbíos, siempre presentes en la memoria y el corazón

En julio de 2018 el entonces presidente de Colombia Juan Manuel Santos declaró que se veía cerca la caída de Maduro y pocos días después ocurrió el atentado con drones contra Nicolás Maduro en un acto público y transmitido en todo el mundo, después Santos negó cualquier participación en el atentado. En enero del 2019 el actual presidente de Colombia Iván Duque afirmó en un acto público: “A la dictadura de Venezuela le quedan pocas horas”.

El 23 de febrero de 2019 la derecha venezolana llamaba al día “D”, convocaron a manifestaciones mientras en la frontera se realizaba el “Venezuela Aid Live” e Iván Duque organizaba desde Colombia la estrategia para hacer pasar por la frontera del Cucutá “el apoyo humanitario” enviado por E.U.A. vía USAID, al final del día la noticia que desconcertó a muchos fue la salida de Guaidó de Venezuela en un helicóptero de la Fuerza Aérea Colombiana para reunirse con Duque y varios presidentes latinoamericanos que lo apoyan, incluido el Secretario General de la OEA, Luis Almagro quien ha dejado claro su papel pro-golpista.

La pregunta necesaria es sin duda, ¿Qué hace Colombia interviniendo de un modo tan injerencista en Venezuela? La respuesta no es ningún secreto, se sabe de mucho tiempo atrás, desde la época del gobierno Chavista quien enfrentó en diversas ocasiones agresiones tanto de Estados Unidos como de Colombia contra su gobierno y, en general contra la soberanía del pueblo venezolano, Colombia ha pasado a ser el operador de la estrategia norteamericana que persigue las más grandes reservas probadas de petróleo de todo el mundo e innumerables recursos naturales altamente cotizados en el mundo actual.

EL PLAN COLOMBIA Y LA VIOLENCIA DE URIBE, SANTOS Y DUQUE

En el 2002 llegó al gobierno de Colombia Álvaro Uribe Vélez caracterizado como un político ultraconservador, negado a cualquier diálogo político con la insurgencia colombiana y quien siempre apostó a la confrontación bélica para poner fin al conflicto de décadas atrás. Uribe desarrolló fuertemente la estrategia con Washington a través del Plan Colombia, cuyo nombre oficial es “Plan para la Paz y el Fortalecimiento del Estado o Plan Colombia para la Paz”.

No es nuevo que los norteamericanos hagan uso del término “paz” para generar más violencia y es justamente la paz es lo que terminan aniquilando. El Plan Colombia no fue la excepción, más de 7 mil millones de dólares han sido entregados a Colombia para luchar contra el terrorismo, que para ellos son la insurgencia y los múltiples movimientos sociales. La paz de Uribe y el Plan Colombia es sin duda la paz de los sepulcros, en sus mandatos la violencia creció exponencialmente, las desapariciones forzadas, los desplazamientos internos y externos de población, el aumento de grupos y acciones paramilitares, los casos de los falsos positivos, los asesinatos de luchadores sociales, los bombardeos indiscriminados, las fumigaciones ilegales, la criminalización del adversario político alcanzó niveles alarmantes, niveles reales de crisis humanitaria.

La implementación del Plan Colombia es la aplicación de la más refinada política intervencionista de Washington en los últimos años en América Latina, usando al Estado colombiano como articulador de esa política, de este modo, Colombia ha pasado a ser el ejecutor de los designios imperialistas en la región, con la gravedad que ello implica y que en los más recientes acontecimientos contra Venezuela se materializan.

COLOMBIA EJECUTA LOS DESIGNIOS DE WASHINGTON

Uno de los sucesos que mostraron al mundo el nivel de ejecución del estado colombiano fue el ataque del 1 de marzo del 2008 al campamento del Comandante Raúl Reyes de la guerrilla de las FARC-EP, que se ubicaba en la región fronteriza de Sucumbíos dentro de territorio ecuatoriano. En el lugar fueron asesinadas 25 personas a consecuencia de dos ataques con bombas de fragmentación, de alta precisión guiadas por GPS y equipadas con sensores térmicos, entre los asesinados se encontraban cuatro estudiantes mexicanos; Verónica Velázquez, Soren Avilés, Juan González y Fernando Franco. El suceso causó conmoción internacional y puso a Latinoamérica al borde de una agresión militar de Estados Unidos y Colombia contra Venezuela y Ecuador, a partir del suceso se desató una fuerte campaña de acusaciones a estos gobiernos de financiar y proteger a la guerrilla y de tener vínculos con el terrorismo internacional. Sucumbíos fue una de las pruebas más fuertes en aquel 2008 de como Colombia ejecutaba la política belicista de Washington en América Latina.

En mayo de 2018 Colombia ingresa a la OTAN bajo la figura de “Socio Global” que se diferencia de ser miembro de la misma, pero resulta ser el primer país de América Latina en ingresar a ese organismo caracterizado por ejecutar la política imperialista mundial. La tensión y temor aumentan en la región ante acciones que pueda tomar el estado colombiano en su ya objetivo principal de atacar a Venezuela junto a la oposición conservadora venezolana y la política imperialista de Washington. Como dato contradictorio el expresidente de Colombia Juan Manuel Santos fue quien anunció la relación con la OTAN y dos años antes recibía el cada vez más desprestigiado Premio Nobel de la Paz.

¿DÓNDE QUEDÓ LA PAZ?

Las acciones de Uribe Vélez dejaron en claro que su menor intención era la paz para el pueblo colombiano, siempre fue tras la articulación subordinada con Estados Unidos y aplicó a sangre y fuego una política belicista con altos costos para el pueblo colombiano y latinoamericano. Su sucesor Juan Manuel Santos buscó desmarcarse de esa política al formalizar los Diálogos de Paz con la guerrilla de las FARC-EP, la máscara le funcionó durante sus dos períodos y el ganar el premio Nobel, pero poco a poco la máscara cayó y se mostró la continuidad de la violencia ante una guerrilla completamente desmovilizada.


El único terreno para que los Acuerdos de los Diálogos de Paz lograrán materializarse para el pueblo colombiano era el arribo de un gobierno con tintes progresistas en Colombia, pero la sociedad conservadora guiada por las oligarquías y terratenientes en consonancia con la política imperialista de nueva cuenta se imponen y Duque llega al poder, guiado ideológicamente por Uribe y toda su política belicista. El escenario para Colombia es complejo, pero también para América Latina y Venezuela mientras no se logre derrotar la injerencia norteamericana en la región y poner un alto a su ejecutor, Colombia.


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