LA MASACRE DE SUCUMBÍOS A
11 AÑOS Y 2 CONCIERTOS DESPUÉS
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https://www.rebelion.org/noticia.php?id=253197&fbclid=IwAR2VjB90mqG-5nRpOxj8Uzgm1J79HDuuh8708vicE0wYOxvi8_xmFNF3YiA
El 1 de marzo de 2019 se
cumplen 11 años de la masacre de Sucumbíos, del ataque que el Estado colombiano
apoyado militar y logísticamente por Estados Unidos, realizara al campamento
del comandante Raúl Reyes de la entonces guerrilla de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo (FARC-EP).
Al filo de la medianoche
ocurrió el primer ataque con bombas de gran magnitud lanzadas desde un avión
que partió de la base militar norteamericana ubicada en Manta, Ecuador. Tres
horas después sucedió un segundo bombardeo que fue precedido por la incursión
aérea y terrestre del Ejército colombiano. En el campamento fue asesinado Reyes
junto a 25 personas, entre ellas un civil ecuatoriano de nombre Franklin
Aisalla y cuatro jóvenes estudiantes mexicanos de la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM) y del Instituto Politécnico Nacional (IPN) que se
encontraban también en calidad de civiles; Verónica Velázquez, Juan González,
Fernando Franco y Soren Avilés. [1]
CONFLICTO CON LA MIRA EN
VENEZUELA
El ataque generó un fuerte conflicto
entre Colombia y Ecuador cuando este último denunció la violación a la
soberanía de su territorio, mientras Uribe Vélez presidente colombiano en
aquella época se jactaba de mentir diciendo que había sido un enfrentamiento
desde Colombia y los militares no se percataron cuando cruzaron la
frontera. En menos de 24 horas se
desmoronó la versión de Uribe y se demostró que fue un ataque planeado tiempo
atrás y organizado quirúrgicamente por Colombia y Estados Unidos, es decir, en
la total colaboración de Bush y Uribe bajo los lineamientos del Plan Colombia. [2]
El conflicto se agravó aún más
cuando se involucró a Venezuela en la ecuación; Uribe y Bush aplaudían la
eliminación de Reyes y buscaban que esto generara condiciones de
desestabilización en la región para justificar un enfrentamiento con Venezuela,
se lanzaron acusaciones de que Hugo Chávez apoyaba, financiaba y protegía a las
FARC-EP y, la contundencia de las supuestas pruebas se encontraban en las famosas
computadoras de Raúl Reyes, que increíblemente soportaron 10 bombas de gran
magnitud y de donde se extrajeron un sinnúmero de comunicados entre la
guerrilla y cualquiera que fuera considerado por Uribe o Bush como terrorista o
adversario político.
Los días que precedieron al
ataque continuaron siendo difíciles y la tensa calma al finalizar la Cumbre de
Río se convirtió en la movilización por parte de Venezuela de tropas militares a
su frontera con Colombia ante la fuerte amenaza de intervención, las
acusaciones cada vez eran más fuertes, se involucraba no sólo a Hugo Chávez y
Rafael Correa en el supuesto apoyo y financiamiento a la guerrilla, se
implicaba también a personajes como Nicolás Maduro, Piedad Córdoba, Gustavo
Larrea, etc.
Si bien el ataque al campamento
de Reyes no tenía por objetivo principal atacar a Venezuela, las condiciones
fueron propicias para intentar convertirlo en uno de los tantos frentes de
batalla de Washington contra el gobierno bolivariano de Chávez, más aún cuando
éste tenía un destacado papel de intermediación entre las FARC-EP y el Estado
colombiano, como ocurrió con la liberación de rehenes en poder de la guerrilla
en enero de 2008, tan sólo unos cuantos días antes del ataque a Raúl Reyes.
ESTRATEGIA CONTRA LAS
FARC-EP
La embestida norteamericana y
colombiana contra las FARC-EP se fortalecía con el ataque a Sucumbíos, pese a
que la operación para eliminar a los principales dirigentes se había iniciado
desde el 2007 con el ataque al campamento del “Negro Acacio” líder del frente
16 y poco tiempo después al campamento de Martín Caballero líder del frente 37.
A partir de ese momento fueron sucediendo uno a uno los bombardeos y ataques
cada vez más sofisticados contra miembros del Estado Mayor Central de la
guerrilla para generar su desestabilización y quitar por completo la línea dura
del mando de las FARC-EP.
LA MÚSICA CONVERTIDA EN
MERCENARIA
La estrategia de Washington y
Bogotá se perfiló no sólo como un instrumento contra la guerrilla, las acciones
militares e impacto de ellas les permitieron articular con fuerza un discurso
de confrontación a los gobiernos de línea progresista de aquella época, a la
cabeza de la lista se ubicaba Venezuela. Múltiples fueron las estrategias de
E.U.A y Colombia para orquestar los ataques y acusaciones contra Venezuela
incluido el Concierto por la Paz sin Fronteras que se realizó el 16 de marzo de
2008, de forma muy similar al recién ocurrido “Live Aid Venezuela”.
En ambos conciertos Colombia
pretendió mostrar una cara pacifista que nadie puede creerle, la campaña
mediática para atacar a Venezuela continuaba, tal y como ocurre ahora en 2019,
donde el gobierno de Iván Duque descaradamente se muestra en total articulación
con E.U.A y el conservadurismo venezolano para articular las agresiones contra
el pueblo bolivariano.
LA PAZ Y LA JUSTICIA SIGUEN
PENDIENTES
La máscara de los acuerdos de
paz poco a poco se cae de la cara del Estado colombiano, la violencia
sistemática contra los luchadores sociales alcanza altos índices, los
desplazamientos forzados no se han detenido, las persecuciones y amenazas
continúan en aumento y se configura una política de mayor violencia dentro de
Colombia, pero también, de cómo este país reproduce la política imperialista de
agresiones e intervenciones en la región en su papel del “Israel” de América
Latina.
A 11 años del ataque a
Sucumbíos el escenario colombiano se ha modificado fuertemente, aunque ello no
signifique que hayan mejorado las condiciones de vida y paz para el pueblo. Colombia
se ha fortalecido en su posición de negarse a la paz atacando las causas que le
dieron origen al largo conflicto, le apuesta a profundizar la política contra
Venezuela y los más recientes sucesos lo demuestran como el pasado 23 de
febrero con el intento de ingreso del supuesto “apoyo humanitario” por la
región de Cúcuta y que terminó con los camiones incendiados y evidenciando que
se pretendía ingresar a Venezuela algo más que ayuda humanitaria enviada por
E.U.A vía USAID, tal y como ocurría en los tiempos de las dictaduras militares
y el combate a las luchas populares en América Latina.
Colombia es el alfil que
utiliza el imperio contra Venezuela y su gobierno; Iván Duque es un alfil de la
derecha latinoamericana con Uribe Vélez al frente y soportado por gobiernos
ultraconservadores como el de Bolsonaro en Brasil que también juega sus cartas
al ser país fronterizo con Venezuela.
Once años después la masacre de
Sucumbíos continúa en la total impunidad, las víctimas no han logrado la
justicia que merecen, las sobrevivientes continúan bajo acoso y persecución de
artilugios legales sin fundamento alguno, como es el caso de la joven mexicana
Lucía Morett que a 11 años de Sucumbíos, se encuentra alejada de una vida en
paz que le permita reponer las heridas físicas y emocionales.
Las familias de los jóvenes
mexicanos asesinados en Sucumbíos continúan en su camino por la justicia, desde
marzo de 2014 se presentó ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
la petición de admisión del caso buscando juzgar a tres Estados, Colombia,
Ecuador y México, cada uno de ellos realizaron acciones que no han garantizado
a las familias y víctimas un real acceso a la justicia.
El mundo vuelve sus ojos una
vez más a Latinoamérica, la disputa política mundial nuevamente se desarrolla
en la región como elemento fundamental de la política mundial, la joya que se
ambiciona es Venezuela y sus reservas probadas de petróleo y metales raros que
son de alto valor para la producción tecnológica actual.
La justicia en el caso de la
masacre de Sucumbíos sin duda alguna contribuirá, en su justa dimensión, en
apoyar a Venezuela contra los ataques intervencionistas, el respeto a su
soberanía, a que el pueblo venezolano sea quien decida su propio rumbo e
historia, la justicia ha esperado por 11 años, es momento de que llegue para
evitar más agresiones intervencionistas en la región, para evitar más violencia
a los pueblos latinoamericanos.
* Licenciada en
Sociología y pasante de la maestría en Estudios Latinoamericanos por la UNAM,
integrante de la Asociación de Padres y Familiares de las Víctimas de Sucumbíos
[1] Informe Invasión Colombiana en Territorio Ecuatoriano y
Violación del derecho Internacional Humanitario, ALDHU, Quito, 2008.
[2] Ver investigación de The Washington
Post “Covert action in Colombia” https://www.washingtonpost.com/sf/investigative/2013/12/21/covert-action-in-colombia/?utm_term=.cb14b74a7d18