La Cruz Roja y las banderas
falsas de Uribe-Santos (2008)
Uribe-Santos: Dos falsas banderas
y una misma operación
Compartimos
este texto que re-circula en redes sociales, fue escrito en el 2008 por el
escritor Héctor Acosta, es oportuno recordarlo ante los crímenes de Uribe y
Santos.
Por Héctor Acosta
Lunes, 14 de septiembre de 2015
Ningún crimen debe quedar impune, eso es cierto, pero de todos
los crímenes cometidos por el Gobierno Colombiano y, en particular, por su
Presidente Álvaro Uribe Vélez y su ministro de la Defensa Juan Manuel Santos,
el mundo entero debe concientizarse de la inmensa necesidad de que éste no
navegue en el mar de la impunidad.
Al presidente Uribe se le podría perdonar, por ejemplo, sus
vínculos con el narcotráfico, que no es perdonable; sus vínculos con los
paramilitares, que tampoco lo es; su intromisión o invasión a territorio
ecuatoriano; tampoco es para ser perdonado; los asesinatos cometidos durante el
breve tiempo que duró la invasión, repudiable y condenable y hasta la
utilización inescrupulosa del logo de Telesur; pero atreverse a usar tan
deliberadamente con los fines sanguinarios que lo motivaron, el emblema de la Cruz
Roja Internacional (CRI) es de los crímenes más atroces que criminal alguno
pudiera cometer; porque es que, entre otros alegatos, este es un crimen que se
comete en el presente, pero que tiene una onda expansiva futura que pudiera dar
lugar a que muchisísimas muertes ulteriores sean una consecuencia de esta
monstruosidad de delito. Ya veremos por qué.
La CRI es uno de dos organismos universales que mantiene una
neutralidad a prueba de razas, credos e ideologías; que ni siquiera mantiene
una postura arbitral, ya que no se involucra en el fondo ni en los contenidos
de los conflictos, por lo tanto no tiene que decidir sobre ninguna materia; que
a lo que se dedica, en pleno campo de batalla, es a recoger heridos, trasladar
enfermos y auxiliar humanitariamente a quien lo requiera, sean del bando que
sean y lo hace sólo portando un chaleco con el emblema de la institución (una
Cruz Roja sobre un fondo blanco), símbolo invertido de la bandera de Suiza, que
es donde nace en 1863.
Hay una declaración tácita en los campos de batallas, por muy
bárbaros que sean los oponentes, y es sobre el respeto que se le profesa,
expresa y practica a quien en plena refriega lleve los distintivos del Comité
Internacional de la Cruz Roja (CICR) ya que, entienden los contendientes, que
esa gente que expone su vida para ayudar a los heridos en combate, lo hace
indistintamente de quienes sean los heridos, sin que exista la más leve
sospecha que pudieran estar inclinados por un bando u otro.
El protocolo adicional a la Convención de Ginebra de 1949,
contempla la prohibición de "capturar a un adversario valiéndose de medios
pérfidos" como es "simular que se posee un estatuto de protección,
mediante el uso de signos, emblemas (...)".
La universalidad del CICR es lo hace que, un ejemplo al extremo,
ante un enfrentamiento entre pandilleros de drogas en el que se produzca la
llegada de una ambulancia de la Cruz Roja, ninguno de los involucrados en el
conflicto sería capaz de dispararle a este vehículo.
Imaginémonos, entonces, que en un conflicto armado, uno de los
bandos sospeche que los miembros de la Cruz Roja tienen una Uzzi debajo del
chaleco ya que temen que pertenezca al otro bando hostil. Qué sucedería? Pues
simplemente que gracias a la gracia de Uribe Vélez y de Juan Manuel Santos los
cruzados serían cosidos a tiros y con ello serán tirados a la basura 145 años
de trabajo voluntario, humanitario, imparcial, neutral, universal, único e
independiente, tal cuales son los principios que en todos estos años han
orientado el trabajo del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
De manera que no es poca cosa a lo que se expone la humanidad
(sí, señores, es la humanidad la que estará en riesgo), si se perdona el
“nerviosismo” que tuvo el soldado cachaco al bajar de un helicóptero igualmente
blanco, como los que usa el CICR, acompañado de otro que también se puso
nervioso y usó un logo de la televisora interestatal Telesur, como
salvoconductos para detener en el campo de batalla a guerrilleros
contrincantes.
En adelante, de no castigarse severamente este crimen, que sin
lugar a dudas puede considerarse de lessa humanidad, los que van a estar
nerviosos con toda razón, van a ser los voluntarios del Comité Internacional de
la Cruz Roja y los reporteros de guerra.
Entonces, escojamos: callar y morir o gritar y sobrevivir!! La
humanidad tiene la palabra!!
Este crimen no debe quedar impune!