“Sucumbíos, historia de una
infamia”, 5 mexicanos víctimas del gobierno de Colombia
Nota tomada de: http://revoluciontrespuntocero.com/presentan-el-libro-sucumbios-historia-de-una-infamia-un-retrato-sobre-las-atrocidades-militares/
Jueves 21 de marzo de 2013; Por: Zazil Carreras
El
día de hoy, se presentó en un salón de la Cámara de Diputados, el libro
Sucumbíos, historia de una infamia, en el cual se hace una relatoría de los
sucesos de una de las más terribles masacres en la historia de Ecuador,
cometida por parte de un ejército extranjero.
Con
este libro, los autores buscan mantener en el consciente social la memoria de
los hechos, ya que para ellos la historia es viva y no algo muerto, pues este
suceso podría repetirse si los derechos humanos siguen sin ser una prioridad
para los gobiernos latinoamericanos.
El
1° de marzo de 2008, se llevó a cabo un bombardeo quirúrgico extraterritorial
ordenado por el ex presidente colombiano, Álvaro Uribe, contra un campamento de
las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en el sector de
Angostura, provincia de Sucumbíos, Ecuador.
Como
parte de una gran operación de guerra psicológica incluida en el Plan Colombia,
la acción dejó un saldo de 25 muertos, entre ellos Luis Édgar Devia (Raúl
Reyes), principal negociador de las FARC y cuatro estudiantes mexicanos: Soren
Avilés, Fernando Franco, Juan González y Verónica Velázquez.
Tres
mujeres sobrevivieron al ataque y a la ejecución in situ de varias personas.
Una de esas mujeres es Lucía Morett, quien en ese entonces era estudiante y
quien, herida, fue sometida a torturas y tratos crueles, inhumanos y
degradantes por miembros de los ejércitos de Colombia y Ecuador.
Esta
acción fue planificada y apoyada táctica y logísticamente por el Comando Sur
del Pentágono, la llamada ‘Operación Fénix’ quiso desparramar el conflicto
interno colombiano en una zona de gran importancia geopolítica en Sudamérica.
Washington buscó involucrar a Ecuador y Venezuela, pero los presidentes Rafael
Correa y Hugo Chávez no cayeron en la trampa. De manera complementaria, en
medio de una campaña de saturación (des)informativa, propia del terrorismo
mediático, el gobierno colombiano criminalizó a Lucía Morett y sus cuatro
compañeros asesinados, fabricándoles una matriz de opinión que los asimiló a
terroristas internacionales, bajo el silencio cómplice de Felipe Calderón,
socio político e ideológico de George W. Bush y Álvaro Uribe.
Con
la presencia de Rosario Ibarra de Piedra, Edgar Sánchez, José Reveles, Adrián
Ramírez y Álvaro González, co-autor del libro, se discutió la importancia de
exigir justicia por las muertes de los cuatro jóvenes mexicanos, así como la
plena libertad de Lucía Morett, quien desde entonces vive en la
semiclandestinidad debido a que Ecuador y Colombia le siguen sendos procesos
judiciales. El primero por, supuestamente, atentar contra la seguridad interna
de Ecuador. El segundo por la presunta orquestación de actividades delictivas
con fines terroristas y financiación del terrorismo, lo que derivó en la
emisión de una circular roja de la Interpol, de búsqueda y captura en su contra.
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